Las diputaciones apoyan la instalación de biomasa para impulsar la transición energética en Cataluña
La transición energética y la sostenibilidad ocupan un lugar central en la agenda de las instituciones de la Unión Europea. En España, las diputaciones de Barcelona, Gerona y Tarragona se han convertido en referentes en la implantación de redes de calor con biomasa.
Estos organismos, en línea con los objetivos de la Agenda 2030 y el Pacto de los Alcaldes por el Clima y la Energía, llevan años promoviendo infraestructuras sostenibles que reducen las emisiones de CO2, dinamizan la economía rural y fortalecen la gestión forestal sostenible.
Según el informe de AVEBIOM sobre redes de calor en 2023, Cataluña lidera el número de instalaciones, con un total de 241 redes. Las diputaciones están demostrando que la biomasa es una solución clave para la transición energética, al combinar sostenibilidad ambiental, ahorro económico y desarrollo rural. Sus modelos ofrecen ejemplos replicables para otras regiones.
Barcelona: innovación y compromiso ambiental
La Diputación de Barcelona apuesta por la biomasa como fuente de energía limpia, renovable y de proximidad. Marc Serra Solé, presidente delegado del Área de Acción Climática y Transición Energética, destaca que "la biomasa es una gran aliada en la descarbonización de nuestros municipios."
En los últimos dos años, se han financiado proyectos municipales por más de 15 millones de euros. Para finales de 2024, estarán operativas 56 nuevas instalaciones, y en primavera del año entrante se lanzará la segunda edición del programa Renovables 2030, con un presupuesto inicial de 30 millones de euros destinados a redes de calor y biomasa.
Desde 2009, la diputación ha apoyado 93 instalaciones de biomasa, incluyendo 52 redes de calor, con una potencia total de 27 MW y un consumo de 12.000 toneladas de biomasa procedente de un aprovechamiento forestal sostenible. Esta transición ha evitado la emisión de 16.000 toneladas de CO2. Además, los nuevos proyectos supondrán un ahorro económico anual de 2,6 millones de euros.
Serra subraya que "la utilización de biomasa en vez de gas natural o gasóleo, en estos dos últimos años con precios muy elevados de los combustibles fósiles, ha sido de gran ayuda a los ayuntamientos por el ahorro económico que les ha conllevado."
Los retos principales en estos años han sido la planificación territorial, la formación de los técnicos municipales y la mejora de la calidad de la biomasa. Desde 2012, más de 20 técnicos municipales se forman anualmente para garantizar un buen mantenimiento y operación de las calderas. Además, se promueve la educación ambiental y la colaboración con municipios y el sector privado para expandir este modelo.
Entre las recomendaciones a otras entidades, desde esta diputación se destaca la importancia de promover instalaciones en zonas de alto consumo, ofrecer acompañamiento técnico a las administraciones locales, buscar financiación para reducir costes y asegurar proyectos de calidad contando con empresas especializadas. Además, se subraya la necesidad de seguimiento, control de emisiones y mantenimiento periódico para asegurar el buen funcionamiento de la instalación
Gerona: el foco en la gestión forestal sostenible
La Diputación de Gerona promueve el uso de biomasa como fuente de energía para redes de calor desde 2014, incentivando el consumo de astilla local proveniente de la gestión forestal sostenible. Con un 72% de su superficie cubierta por bosques, de la cual el 57% está arbolada, la provincia ha trabajado en líneas estratégicas para combatir el cambio climático y la crisis de biodiversidad. Remei Aldrich Tomàs, ingeniera en eficiencia energética del Área de Territorio y Sostenibilidad, remarca que “la biomasa no solo es una fuente de energía renovable, sino una herramienta clave para la gestión forestal y la prevención de incendios."
Se han instalado 79 calderas y redes de calor que generan 19.873 MWh de energía y reducen 5.258 toneladas de CO2 anuales. Con una inversión de 13,39 millones de euros y 4,88 millones en subvenciones, estas redes contribuyen a la gestión de 14.317 hectáreas de bosque y han facilitado la creación de 26 empleos en el entorno rural.
La biomasa utilizada es principalmente astilla forestal y, aunque su precio se ha incrementado tras la crisis de Ucrania, las instalaciones han cumplido las previsiones de amortización. A los ahorros económicos, se suman los ambientales, al reducirse el riesgo de incendios y mejorar los ecosistemas.
La diputación tiene activos los Planes de servicio a nivel energético y forestal para dar soporte técnico y jurídico en proyectos de redes de biomasa y también para impulsar la planificación conjunta o municipal forestal.
Las licitaciones conllevan un contrato mixto, de obra y servicios, con un mínimo de 3 años de mantenimiento preventivo, correctivo y garantía total de la instalación. Además, junto con el Centro Tecnológico Forestal de Catalunya se ha desarrollado el sistema ForestHeat.cat, un sistema que permite registrar el consumo térmico, el consumo de astilla y su calidad y trazabilidad.
La resolución de los retos en el diseño técnico, la optimización térmica y la gestión de contratos, ha resultado en una experiencia que se está volcando en un vademécum de buenas prácticas para compartir conocimientos sobre implementación y operatividad.
Desde la diputación se aconseja priorizar la sustitución de instalaciones fósiles por biomasa en edificios con alto consumo y promover redes municipales bajo el modelo de comunidades bioenergéticas, por su mejor rentabilidad y el retorno más rápido de la inversión.
En la actualidad, se trabaja en nuevas redes municipales con mayor capacidad. El desafío principal es asegurar financiación y subvenciones para amortiguar las fluctuaciones del precio del gas natural y hacer más atractivas las inversiones.
La educación ambiental también es clave para garantizar la aceptación y el desarrollo de las redes. En este sentido, se han elaborado guías educativas y campañas de comunicación para sensibilizar sobre los beneficios de la biomasa. "La sensibilización ciudadana es fundamental para consolidar este modelo energético sostenible y seguir avanzando hacia la transición ecológica", afirma Aldrich.
Tarragona: Calor de proximidad como modelo replicable
Desde 2013, la Diputación de Tarragona ha desarrollado el proyecto "Xarxa de Calor de Proximitat" dentro del Pacto de los Alcaldes, con la adhesión de 182 municipios de los 184 que alberga la provincia. Este programa permitió construir las primeras nueve redes de calor con astilla y pellet, aprovechando recursos locales.
Según Josep M. Prunera, jefe del Servicio de Transición Ecológica, "la reducción de costes energéticos ha sido exponencial, permitiendo ahorros del 70% y reduciendo las emisiones en 500 toneladas de CO2 anuales." El alto rendimiento de las modernas calderas instaladas ha incentivado la sustitución de antiguas calderas de gasóleo.
El proyecto contó con un presupuesto total de 2,19 millones de euros financiados por el Programa Operativo FEDER, junto con aportaciones municipales. La gestión incluyó el diseño de los proyectos, contratación y dirección de obras a cargo de la Diputación. Los problemas más habituales estuvieron relacionados con la ubicación de calderas, el diseño de los silos y la logística de suministro local de astilla. Unos desafíos que se superaron gracias a una planificación detallada y las adaptaciones necesarias.
Prunera destaca que el proyecto ha funcionado como prueba piloto y constituye un ejemplo a seguir por otros municipios. Las instalaciones con biomasa permiten “fomentar la economía rural y la creación de empleo, lo que favorece la lucha contra el despoblamiento”, y, además, son “un instrumento excelente para la gestión forestal y la prevención de incendios”.
Desde 2021, se han invertido otros 2 millones de euros para respaldar 37 nuevas instalaciones, incluyendo microrredes, calderas y estufas que sustituyen combustibles fósiles por biomasa.
Por otra parte, señala la importancia de reforzar el papel de la biomasa agrícola en cooperativas o centros de consumo alto situados en ámbitos rurales para promover, a parte de la reducción de emisiones, la economía circular.