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Carboliva: primera planta de biochar a partir de orujillo de aceituna

Álvaro Espuny es el CEO de Carboliva, empresa que se constituyó en 2017 para ofrecer una solución a la cuestión de las emisiones de los secaderos de orujo a través de un proceso de pirólisis en continuo. “Nos pareció una buena tecnología para evitar el principal problema de las extractoras”, encargadas de valorizar los subproductos que generan las almazaras al obtener el aceite de oliva.

Con la introducción del sistema de dos fases en las almazaras, el agua de vegetación se incorporó al orujo, duplicando la cantidad de agua que es necesario evaporar para reducir su humedad previa a la extracción del aceite de orujo mediante disolventes alimentarios. Tradicionalmente, la energía térmica para este proceso proviene de la combustión del orujillo desengrasado, lo que genera cenizas y emisiones que es necesario retirar mediante ciclones o los más caros electrofiltros.

La pirólisis se presenta como una alternativa innovadora que, utilizando la misma biomasa, no genera cenizas sino biochar, aportando un nuevo valor añadido que permite amortizar la inversión en plantas de pirólisis en pocos años. Espuny asegura que “el 60% del orujo se seca actualmente con hornos tradicionales que podrían ser sustituidos por hornos pirolíticos”.

Desde 2020, CARBOLIVA opera un horno de 8 MWt donde se generan las 6-7 toneladas por hora de vapor que necesita la extractora de orujo de Coosur-Acesur en Puente del Obispo (Jaén), produciendo además entre cuatro y cinco mil toneladas al año de biocarbón. “Se trata de la primera planta del mundo que opera con orujo de aceituna”, resalta Espuny, que añade que las previsiones son “instalar 20 hornos de 10-12 MWt en los próximos 10 años.” Esto implicaría la carbonización de 600.000 toneladas de biomasa al año, generando entre 180.000 y 200.000 toneladas de biochar, que contribuirían a abatir más de 400.000 toneladas de CO2.

Por otra parte, la empresa ha establecido acuerdos a largo plazo para instalarse en plantas anfitrionas y prestar el servicio de pirolizar la biomasa (principalmente hueso y el orujillo, sin descartar otras como cáscaras de almendra) y suministrar energía térmica limpia sin requerir nuevas inversiones por parte de sus socios.

Un ejemplo de circularidad elevada a su máxima expresión

El concepto de economía circular es central en las operaciones de Carboliva: "el olivo captura el CO2 de la atmósfera fijándolo en las raíces, hojas y ramas. También lo fija en la aceituna cuya biomasa, tras la extracción del aceite, transformamos en biochar", señala Espuny.

Al aplicar el biochar en el suelo o integrarlo en otros materiales como compost, hormigón, asfalto, purines, o el digerido de plantas de biogás, se establece "un robusto y eficiente sistema para secuestrar carbono y asegurarse de que no vuelve a la atmósfera por cientos o miles de años", explica

La empresa se ha convertido en la primera de España en obtener la certificación del organismo EBC (European Biochar Certificate), que controla los parámetros de producción del biochar y su trazabilidad y calidad y calcula la huella de carbono, estudiando el ciclo de vida completo de la biomasa y la pirolización hasta la aplicación en el suelo.

Esta certificación permite a Carboliva participar en el comercio voluntario de derechos de emisiones, lo que representa aproximadamente un tercio del valor del biochar. Este ingreso adicional permitirá a la empresa reducir el precio del biochar para los agricultores, facilitando su comercialización en los próximos años.

Además de su papel en la captura de carbono, el biochar es especialmente valioso para mejorar la resiliencia de los suelos agrícolas frente a la sequía debido a su capacidad para retener agua y mejorar la estructura del suelo. Su alta porosidad es aprovechada por los microorganismos que hacen simbiosis con las raíces para cobijarse y reproducirse”, añade Espuny.

Mercados para el biochar

Inicialmente, el biochar de Carboliva se utilizaba para fabricar briquetas de barbacoa, pero ahora se dirige a mercados más prometedores como el de las industrias que buscan alternativas más sostenibles al uso de antracita y coque de petróleo. Además, la empresa participa en proyectos europeos que estudian los beneficios del biochar en distintos cultivos y está atenta a la creciente demanda en el norte de Europa para aplicaciones en agricultura y alimentación animal.

Espuny ve un gran potencial en industrias como la construcción, la ganadería industrial y la fabricación de "acero verde”, donde “las empresas están haciendo un esfuerzo por descarbonizar sus procesos y, mientras deciden las inversiones más adecuadas, es relativamente sencillo pasar de quemar carbón mineral a quemar carbón vegetal", explica.

En la construcción, el biochar se integra en hormigón y asfalto para reducir la huella de carbono, y en la ganadería industrial puede disminuir emisiones y mejorar el tratamiento de deyecciones. Espuny señala que "se ha demostrado que la fabricación de biogás mejora su eficiencia cuando se mezcla un porcentaje del poroso biochar, que aumenta la superficie de contacto y disminuye olores y lixiviados".

La empresa espera lanzar pronto su primer proyecto de secado para poder atender la creciente demanda de sus clientes. De momento, ha centralizado el almacenamiento y procesamiento del biochar en su almacén de Puente del Obispo y en una futura planta en Carmona.

En el futuro planean fabricar carbón activo con biochar renovable, un mercado que depende en gran medida de importaciones desde Asia. "Otra opción interesante para carbones de muy alta calidad es la fabricación de pilas para almacenamiento de energía", añade, un sector vital para respaldar la generación de energías renovables.

Sobre la relevancia del proyecto para inversores y financiadores, Espuny destaca la robustez del modelo “que se apoya en la necesidad de un sector de valorizar subproductos de manera sostenible" lo que asegura un suministro constante de biomasa a cambio de energía térmica limpia.

Además, mientras sea necesario sustituir los combustibles fósiles por opciones renovables, existirá un mercado de biochar. Espuny también menciona que en 2025 la Unión Europea aprobará legislación para regular el comercio de derechos de carbono, en la cual el sistema Biochar Carbon Removal (BCR) jugará un papel destacado. "El 80% de los sistemas de captura de carbono se lleva a cabo a través de la aplicación de biochar en el suelo", concluye, subrayando la seguridad y efectividad de este método.

https://www.carboliva.es/

https://www.avebiom.org/sites/default/files/biomasanews/BIOMASANews-10-SEP2024.pdf

 

 

Asociación Española de la Biomasa