Biomasa: soberanía energética en tiempos de geopolítica convulsa
Editorial de Javier Díaz, presidente de AVEBIOM, publicado en la número 5 de Biomasa News, marzo de 2022
Podría pensarse que en estos convulsos tiempos en los que el precio del petróleo y el del gas aumentan sin tregua día tras día, alternativas energéticas como la biomasa tendrían una gran oportunidad para aumentar su cuota de mercado. En parte, así es: la instalación de calderas y estufas en los sectores residencial y terciario se ha incrementado, se ponen en marcha nuevas redes de calor en ciudades y el consumo de biomasa en las industrias está ganando peso.
Pero está ocurriendo bajo unas circunstancias excepcionales, en uno de los momentos más difíciles de manejar que vive el planeta en lo que va de siglo. En nuestro sector, el encarecimiento de la energía eléctrica, de los combustibles para transporte y de las materias primas -acero, componentes electrónicos, biomasa forestal…- está afectando tanto a los fabricantes de equipos como a los productores de pellets o astillas. Se están alcanzando precios tales que ponen en riesgo la viabilidad misma de la actividad empresarial en un sector que ha invertido mucho en ampliar y modernizar sus fábricas para atender una demanda creciente de sus productos.
Esta situación puede resultar insostenible si se alarga demasiado en el tiempo, por lo que creo que el Gobierno debería poner en marcha medidas para contener la escalada del precio de la energía eléctrica y rebajar los impuestos a los combustibles para transporte, así como el IVA de los biocombustibles sólidos, tantas veces reclamado, y de los equipos de biomasa al 10%. Estas acciones relajarían la tensión en los precios de las distintas biomasas de cara al próximo invierno.
Más 20 millones de toneladas de biomasa al año disponibles para generar energía independiente de la geopolítica
Por otra parte, ahora más que nunca resulta evidente la extraordinaria oportunidad que nos brinda la disponibilidad de biomasa agrícola y forestal, que es enorme en nuestro país, para ampliar la generación de energía eléctrica renovable y gestionable y contribuir a desengancharnos un poco más de los combustibles fósiles importados.
Contamos con más de 20 millones de toneladas de biomasa agrícola y forestal de menor calidad, perfectamente utilizable para generar energía eléctrica, que podrían abastecer de forma sostenible una potencia superior a 2.500 MW eléctricos. Ubicadas en las zonas apropiadas y cerca de los recursos biomasicos, estas plantas sustituirían a dos centrales nucleares, el 35% de la potencia nuclear total instalada en nuestro país, o al 10% de la potencia total instalada en ciclos combinados alimentados con gas natural.
Y en cuanto a los usos térmicos de la biomasa, la expansión de su uso en calderas y estufas tecnificadas y en redes de calor distribuido sustituyendo a los combustibles fósiles aportaría extraordinarias ventajas al país en este momento: abaratamiento notable de la factura energética, reducción de las emisiones debida a las calefacciones de gas natural y gasóleo y aumento de la soberanía energética. Una tríada de excelencia, muy necesaria para España ahora y en el futuro.
Y qué decir del biogás, del biometano y el hidrogeno; las posibilidades que ofrece este sector son enormes y técnicamente viables desde hoy mismo, por ejemplo, la inyección de biometano en las redes de gas fósil existente o el aprovechamiento de gases para autoconsumo en instalaciones industriales, en las propias granjas o en combinación con la biomasa sólida en redes de calor.
Es imprescindible actuar ya; no podemos esperar más para movilizar unos recursos muy abundantes en nuestro País, que son renovables y sostenibles como son las biomasas y los gases renovables, que pueden contribuir a rebajar las tensiones generadas por los graves problemas geopolíticos actuales en el abastecimiento y en los precios de los combustibles fósiles que castigan a nuestra economía como país y a nuestros bolsillos de ciudadanos.