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Los jarales, fuente de bioeconomía en España

El grupo operativo ESjara, apoyado por el Ministerio de Agricultura, está trabajando en recuperar valor añadido de los jarales optimizando la obtención de valioso aceite esencial y buscando nuevos mercados tanto para el aceite como para el hidrolato, abundante subproducto obtenido de la destilación de la jara, además de promover la valorización energética de la biomasa leñosa generada y la protección del paisaje.

Los jarales son formaciones arbustivas que ocupan una superficie nada despreciable del paisaje ibérico, extendiéndose sobre alrededor de 3 millones de hectáreas. En España, estas formaciones vegetales, dominadas principalmente por especies como la jara pringosa (Cistus ladanifer) y la jara estepa (Cistus laurifolius), pueden convertirse en una interesante fuente de bioeconomía, aunque en la actualidad apenas se aprovecha el 1% de la superficie.

LUIS SAÚL ESTEBAN, investigador del CEDER-Ciemat, y PEDRO PABLO PELLÍN, gerente de la empresa El Jarpil, que aporta un alambique móvil, explican los objetivos y adelantan algunos resultados del proyecto ESjara desde la dehesa de Moncalvillo, en la provincia de Burgos.

Esteban destaca que ESjara es un proyecto de carácter supraautonómico que permite realizar ensayos de recolección en jarales de distintas especies y analizar la composición de los diferentes aceites esenciales obtenidos en comarcas de Extremadura, Andalucía, Castilla y León y Castilla-La Mancha.

Mercados del aceite esencial y el hidrolato

La jara pringosa es la especie más aprovechada y conocida por su producción de ládano, una resina aromática utilizada sobre todo en perfumería. La producción mundial de aceite esencial de esta especie de jara se concentra sobre todo en España, Portugal y el norte de Marruecos y en una pequeña zona del sur de Francia, aunque con composiciones completamente diferentes, explica Pellín.

El rendimiento típico de un jaral silvestre se sitúa cerca del 1 por 1.000, es decir, se obtiene aproximadamente un kilogramo de aceite esencial por cada 1.000 kilogramos de planta fresca procesada. En condiciones óptimas, la producción puede alcanzar hasta 1,5 kilogramos de aceite por hectárea, afirma Pellín.

Los precios del aceite esencial de jara pringosa oscilan entre 850 y 1.000 euros por kilo, dependiendo de la composición y calidad, que a su vez varían según la zona geográfica, la época de recolección y la demanda del mercado. Otras especies como la estepa aún no tienen mercado; conocer la composición y usos potenciales de su aceite es uno de los objetivos de ESjara.

Además de su tradicional distribución en el mercado global para perfumería, el aceite esencial de jara pringosa se utiliza cada vez más para aplicaciones en cosmética y en agricultura, especialmente para obtener fungicidas y antigerminativos.

Parte del hidrolato, el abundante subproducto o coproducto líquido generado durante el proceso de destilación, se está empleando en la industria cosmética, por ejemplo, en lociones para el afeitado, champús, productos dentríficos, etc. Además, se puede utilizar para sustituir la fase acuosa en otros productos cosméticos y aprovechar así sus propiedades beneficiosas. Según Pellín, el mercado ofrece precios que rondan los 2 euros por litro cuando se produce en grandes volúmenes, y, aunque considera difícil valorizar la totalidad de los hidrolatos generados, cree posible buscarle nuevos usos dentro del concepto de economía circular. 

Mecanización y destilación in situ

Otro aspecto que ESjara está ensayando es la mecanización de la cosecha mediante una trituradora-recolectora diseñada por CEDER-Ciemat y el fabricante de maquinaria López Garrido.

La recolección de la jara se realiza tradicionalmente de forma manual sobre plantas silvestres, con rendimientos de entre 600 y 800 kilogramos por cosechador. La mecanización reduce costes al multiplicar por cuatro la productividad y estandariza la calidad del producto.

Sin embargo, Pellín resalta que la mecanización obliga a realizar la destilación de forma inmediata para evitar pérdidas de rendimiento en aceite esencial, pues la maquinaria fragmenta las hojas donde se concentra el aceite con más intensidad que cuando se recolecta manualmente. Gracias al alambique móvil, que permite destilar la jara in situ, pueden evaluar los rendimientos de aceites esenciales e hidrolatos obtenidos con la recolección mecanizada.

El dispositivo de cosecha está provisto de un eje horizontal de martillos móviles y un tornillo sin fin que dirige el material triturado hacia un ventilador lateral que lo impulsa al depósito, donde se pueden acumular hasta 1200 kg. La recolección se realiza con el tractor en configuración de marcha atrás, asegurando que las ruedas sigan a la recolectora para no aplastar la vegetación.

La robustez del diseño del apero es clave, pues los elementos deben soportar una constante abrasión, especialmente en el rotor y los martillos, el tornillo sin fin y el ventilador. Para evitar atascos y garantizar un funcionamiento eficiente y continuo, se ha establecido también un rango de velocidades angulares específica de estas partes.

El equipo permite recolectar biomasa tipo jara y también otros matorrales, e incluso se ha probado con éxito con restos forestales, asegura Esteban.

En algunas superficies bien manejadas se ha llegado a producir hasta 6.000 kilogramos por hectárea de planta en verde, con un rendimiento de 3 horas por hectárea, asegura.

En cuanto a la productividad en material en verde de los jarales, según los cálculos que está llevando a cabo Agresta, socio del proyecto, un jaral que se aproveche cada 5 años puede producir alrededor de una tonelada o una tonelada y media de biomasa por hectárea por año, lo que equivale a 5 o 6 toneladas por hectárea en el momento de la recolección.

Otros beneficios de la gestión de los jarales

Además de la producción de aceites esenciales, la jara ofrece otras oportunidades en el ámbito de la bioeconomía como la de generar energía renovable. La biomasa residual obtenida tras la destilación, una vez seca, se puede emplear en caldera, aprovechando su poder calorífico, que es comparable al de la astilla de pino, según señala Luis Esteban.

Aunque su calidad varía según las condiciones de recolección, el contenido en cenizas oscila entre el 2% y el 3%. Esteban destaca que esta biomasa es competitiva en el mercado energético, especialmente frente a otros materiales de menor calidad o más problemáticos como la paja. Un precio aproximado, puesto en central, se situaría entre 35 y 40 €/tonelada.

La gestión de los jarales también tiene efectos positivos en la preservación del paisaje tradicional y de la biodiversidad asociada.

En la dehesa de Moncalvillo, el desbroce de los jarales para obtener aceite esencial ejecutado cada cinco años facilitará el mejor crecimiento de los robles que conforman la dehesa original y ayudará a prevenir incendios.

La dehesa es un ecosistema y paisaje cultural tradicional que combina árboles espaciados, principalmente encinas, alcornoques o robles, con pastizales y matorrales, donde coexisten de forma equilibrada diferentes actividades como la agrícola, la ganadera y la forestal. Son formaciones ricas en biodiversidad, en las que las zonas de matorral localizadas en zonas como vaguadas sirven como refugio de la fauna silvestre.

El abandono progresivo de la actividad ganadera a lo largo de los años facilita que los pastos sean invadidos por el matorral. En el caso concreto de Moncalvillo, tras los desbroces realizados con subvenciones de la Junta de Castilla y León, las estepas, gracias a su carácter pionero son capaces de colonizar de nuevo la dehesa y formar masas densas en pocos años.

El aprovechamiento sostenible de estas formaciones puede contribuir al desarrollo rural, generar empleo y a colocar una pieza más en la economía circular de la que tanto se habla. Será necesario contar con programas impulsados desde la administración pública que permitan intervenir en los jarales y proseguir con la investigación para desarrollar nuevas aplicaciones para los productos y mejorar las tecnologías para su valorización.

Más información

https://goesjara.es/

 

Artículo publicado en BIOMASA NEWS 10 - otoño 2024

Asociación Española de la Biomasa