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La importancia del mantenimiento en las instalaciones de biomasa

Veolia, Uría, Ríos Renovables y Remica, empresas con amplia experiencia en el diseño, ejecución y mantenimiento de instalaciones de biomasa en toda España, destacan la importancia crítica del mantenimiento, la necesidad de realizar acciones preventivas y un seguimiento continuo y de contar con especialistas para optimizar la operación y garantizar la seguridad de las instalaciones.

Un plan de mantenimiento preventivo bien planteado identificará y resolverá problemas menores antes de que se conviertan en averías costosas, asegurando así el funcionamiento eficiente de la instalación y la reducción de costes operativos a largo plazo por intervenciones correctivas.

Además, un mantenimiento adecuado garantiza la seguridad de operadores y usuarios, así como de la propia instalación y del edificio en el que se encuentra. Al mismo tiempo, con un buen mantenimiento se demuestra la viabilidad a largo plazo de la bioenergía como fuente de energía sostenible y clave en la transición energética hacia un sistema desfosilizado.

Según la última información recogida por el Observatorio de la Biomasa de AVEBIOM a través de entrevistas a 34 fabricantes y distribuidores de equipos de combustión de biomasa, en España, en 2023, estaban funcionando cerca de 100.000 calderas y otros equipos que generan agua caliente para calefacción y ACS, con potencias de hasta 1 MW, en todos los sectores: doméstico, servicios e industrial.

¿Cada cuánto tiempo hay que realizar labores de mantenimiento?

Resulta indudable que partir de una instalación bien diseñada, ejecutada por instaladores profesionales y con calderas y equipos auxiliares de buena calidad es clave, como señala Gabriel Uría, director general de URÍA, Ingeniería de Instalaciones.

Una vez en operación, la correcta regulación de la caldera y la limpieza de los elementos que componen la instalación son aspectos críticos para garantizar la eficiencia del proceso de generación térmica y prolongar la vida útil de los equipos hasta, al menos, alcanzar su esperanza de vida, estimada en unos 30 años bajo condiciones de trabajo adecuadas, añade David Sola, gerente de RIOS RENOVABLES.

Como cualquier instalación térmica en edificios, las salas de calderas de biomasa están sujetas al Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE), que establece la frecuencia de mantenimiento en función de la potencia de la caldera. Así, el mantenimiento preventivo deberá ser mensual para calderas de más de 70 kW de potencia y anual para los equipos de potencia inferior.

Más allá de la normativa obligatoria, todas las empresas coinciden en que las instalaciones de biomasa requieren labores de mantenimiento específicas, cuya frecuencia y tipo han de seguir las recomendaciones del fabricante de los equipos y tener en cuenta, además de la potencia, otros factores como el diseño de la instalación y la calidad del biocombustible empleado.

Eduardo Reparaz, director de Mantenimiento de REMICA, destaca que “las calderas de biomasa requieren un mantenimiento preventivo más constante que una caldera de gas o gasóleo”. Algo en lo que abunda Gabriel Uría: “si se escatima en mantenimiento es cuando vienen los problemas.”

El mantenimiento específico será semanal o mensual, explica Jorge Herrero, responsable de Desarrollo de VEOLIA Servicios Lecam en Castilla y León, en función de la existencia o no de un sistema automático de limpieza en la caldera, de la presencia de un sinfín que extraiga las cenizas de manera automática a un contenedor, del nivel de demanda, mayor durante el periodo de calefacción y menor en verano cuando solo se necesita ACS, y de la calidad de biomasa que se consume.

De hecho, la calidad del biocombustible es un factor crítico. Utilizar combustible certificado (ENplus® A1 para pellet o BIOmasud® para hueso y astilla) maximiza la eficiencia de generación térmica y reduce la generación de cenizas, y también prolonga la vida útil de las calderas.

Componentes clave del mantenimiento de una instalación de biomasa

Los elementos que requieren la máxima atención son el quemador y la cámara de combustión, el sistema mecánico de alimentación de combustible desde el silo al quemador y el sistema de extracción de cenizas, pues su correcto funcionamiento es decisivo para garantizar la eficiencia y evitar interrupciones en el suministro de energía a los usuarios.

Será necesario revisar la existencia de impurezas en el quemador y que todas las salidas de aire estén limpias, además de comprobar el estado de las juntas para evitar el retroceso de llama.

En el interior de la cámara de combustión se comprueba el estado del material refractario y la limpieza y se verifica la estanqueidad de la puerta.

El trasiego de biomasa puede ser una fuente de problemas importante, por lo que el sistema debe estar bien diseñado y contar con un seguimiento continuo para reducir posibles incidencias.

El sistema mecánico de extracción de cenizas ha de estar siempre limpio y en buen estado, y se debe comprobar que no existan piezas de escoria grandes y duras en las cenizas.

Otros elementos que es necesario observar son los conductos de evacuación de humos, las bombas de circulación, los depósitos de expansión y de inercia, el sistema de control y regulación de la caldera y los contadores de energía.

Se debe mantener limpios de ceniza los conductos de evacuación de los humos y comprobar la conexión y la estanqueidad de la chimenea.

También es muy importante analizar los gases de combustión; su temperatura, el contenido en CO, CO2 y partículas y el índice de opacidad de los humos son indicadores del comportamiento de la combustión en caldera.

La comprobación de elementos de seguridad como el sistema que controla el retroceso de llama o la sonda Lambda también son labores habituales.

Signos de advertencia de problemas potenciales

Asegurar el funcionamiento óptimo de las instalaciones de biomasa y prevenir problemas potenciales requiere detectar y abordar a tiempo diversos signos de advertencia.

Un exceso de calor en la sala de calderas puede indicar una reducción de la eficiencia y afectar a la vida útil de los componentes electrónicos. Los ruidos anómalos, o que sobrepasen cierto nivel de decibelios, procedentes del sistema de alimentación o del equipo de generación pueden señalar fallos mecánicos.

El aspecto de la ceniza también ofrece pistas importantes; si aparece en forma de polvo sin brasas, de color gris claro, indica una correcta regulación de la caldera y buena calidad de biocombustible. Sin embargo, la presencia de ceniza oscura o inquemados revela problemas en la combustión.

Los humos de combustión son otro indicador crítico; el humo ideal es de color gris con un nivel de densidad bajo. El humo blanco denota un exceso de humedad y manifiesta un problema en el suministro o en la calidad del biocombustible, mientras que el humo negro podría evidenciar una regulación no optimizada. Además, la presencia de pavesas o cenizas fuera de la chimenea apunta a una mala combustión, ya sea por un mantenimiento insuficiente o por el uso de un combustible de baja calidad.

Hay que prestar atención a la estanqueidad de los silos y asegurarse de que haya suministro de biocombustible constante y de calidad. Problemas recurrentes, como atascos o interrupciones de servicio, indican que la instalación se diseñó o ejecutó de forma inadecuada.

“Nunca se debe asumir que la existencia de problemas frecuentes sea normal en las instalaciones de biomasa”, defiende Gabriel Uría.

Telegestión, la gran herramienta del mantenimiento preventivo

El uso de sistemas avanzados de telegestión y monitoreo remoto se ha convertido en una práctica esencial en el mantenimiento de instalaciones de biomasa. Facilitan la detección temprana de anomalías y una respuesta proactiva ante incidencias, a menudo antes de que el usuario sea consciente de ellas, previniendo interrupciones en el funcionamiento y el suministro de energía al usuario.

La supervisión constante de parámetros críticos de funcionamiento relacionados con la combustión, el rendimiento, el nivel del silo, el consumo de energía, situación de la inercia térmica, del sistema de ACS, etc., permiten optimizar el rendimiento energético y garantizar la eficiencia y seguridad de las instalaciones. Y, además, colocan a la biomasa como una opción sostenible y fiable a largo plazo.

¿Qué puede ocurrir si el mantenimiento no es adecuado?

La reducción de la eficiencia y la interrupción del suministro de energía son consecuencias graves derivadas de falta de mantenimiento. La disminución de la eficiencia de la caldera resulta en un peor rendimiento general de la instalación, que se traduce en un mayor gasto de combustible y, por ende, en un incremento de los costes para el cliente.

Jorge Herrero señala que “el retroceso de llama y los atascos en los sinfines de alimentación son dos problemas comunes que, si no se controlan, pueden interrumpir la operación normal de la caldera, provocar paradas completas del sistema reduciendo significativamente el rendimiento y la seguridad de la instalación, y eventualmente, provocar el deterioro prematuro de la instalación”.

También el riesgo de incendio por la biomasa almacenada en los silos puede ser significativo, aunque puede mitigarse mediante un sistema de protección contra incendios bien diseñado y mantenido. Esto incluye la instalación de equipos de detección y extinción de incendios y asegurarse de que los elementos delimitadores y estructurales del almacenamiento cumplan con el Código Técnico de Edificación para resistencia al fuego. David Sola resalta que “es muy importante que la propiedad se asegure de que esta parte de la instalación figura dentro del alcance del servicio de mantenimiento preventivo”.

Incidencias recurrentes pueden desembocar en la necesidad de intervenciones correctivas que generen importantes costes, sobre todo si afectan a componentes críticos como el refractario de la cámara de combustión, los sinfines u otras partes del sistema de alimentación de biomasa. Además, las paradas para llevar a cabo las reparaciones afectan directamente al confort de los clientes.

¿Cuánto cuesta el mantenimiento?

Aunque el mantenimiento preventivo de instalaciones de biomasa genera costes operativos superiores a los de sistemas que utilizan combustibles fósiles como gas o gasóleo, existen estrategias para gestionar y optimizar estos costes, mejorando la eficiencia y la rentabilidad a largo plazo.

Los costes de mantenimiento, tanto preventivo como correctivo, pueden variar de forma considerable en función del estado general de la instalación, el número de calderas, el tipo de biocombustible utilizado o la necesidad de realizar descargas de forma asistida, entre otros.

David Sola insiste en la importancia de analizar detalladamente los servicios incluidos en cada propuesta de mantenimiento, “ya que no siempre la oferta más económica resulta ser la más coste-efectiva a largo plazo”.

“Las instalaciones de biomasa requieren más tiempo de dedicación por visita”, señala Jorge Herrero, “sobre todo cuando hay que realizar limpiezas exhaustivas y retirar cenizas, lo que eleva el coste del mantenimiento preventivo”. También hay mayores costes en piezas de reposición debido al mayor desgaste de los equipos mecánicos por el transporte de combustibles sólidos en comparación con instalaciones que usan combustibles líquidos o gaseosos.

Cuando se adopta el modelo de servicios energéticos, explica Eduardo Reparaz, “la eficiencia es vital ya que la empresa factura por la energía útil suministrada al usuario y soporta el riesgo económico de las ineficiencias energéticas debida a sobreconsumos de biocombustible ante pérdidas de rendimiento de combustión”.

Con medidas de gestión energética como optimizar las curvas de funcionamiento de acuerdo con la demanda real de los edificios se pueden reducir los consumos de energía de forma notable sin comprometer el confort de los usuarios. Esto se logra a través de programaciones que ajustan las temperaturas de consigna y de impulsión, apoyándose en las mediciones de sondas exteriores y sondas ambiente en las viviendas.

Gabriel Uría completa: “no ha de verse el mantenimiento como un gasto sino como una inversión; un buen mantenimiento a largo plazo ahorra dinero”.

Capacitación y protocolos de seguridad

Es prioritario garantizar la seguridad del personal y la protección de la propiedad a través de protocolos y recomendaciones específicas que garantizan un entorno de trabajo seguro cuando se realizan los mantenimientos.

Solo accederá a la sala de calderas personal formado y autorizado, y siempre equipado con los Equipos de Protección Individual (EPI) adecuados al tipo de tarea; por ejemplo, que eviten quemaduras por contacto con cuerpos calientes. En espacios confinados, como los silos, se exige un equipamiento especial y una correcta ventilación, ya sea de forma natural o forzada, para prevenir riesgos asociados con la calidad del aire.

También hay que cumplir con la normativa de seguridad contra incendios para el almacenamiento del combustible y, como se ha señalado, prestar atención a la calidad del aire en los silos, incluyendo la medición de CO antes de acceder a estos espacios.

La capacitación del personal encargado del mantenimiento es clave y debería incluir formación en prevención de riesgos laborales y la posesión del carnet profesional RITE, que habilita a los técnicos para ejecutar y mantener instalaciones térmicas en edificios.

Esta formación se puede complementar con cursos especializados en la operación de calderas de biomasa, certificados específicos para espacios confinados o formación en electromecánica, electricidad o sistemas de calefacción. Un caso específico, por ejemplo, es el de las calderas de gran potencia, para cuyo manejo es recomendable obtener el carnet de operador industrial de calderas.


Han intervenido en este artículo:

Jorge Herrero, responsable de Desarrollo de VEOLIA Servicios Lecam en Castilla y León.

Veolia gestiona los sistemas de calefacción y agua caliente sanitaria en más de 800 comunidades de propietarios en España mediante su sistema Hubgrade. Además, controla toda la cadena de valor de la biomasa para asegurar el coste, calidad y garantía de suministro. ASOCIADO DE AVEBIOM

www.veolia.es

Gabriel Uría, director general de URÍA, Ingeniería de Instalaciones.

URÍA, Ingeniería de Instalaciones, está especializada en diseño, ejecución y mantenimiento de instalaciones térmicas, incluidas las de biomasa. Ofrece contratos de garantía total hasta 10 años y servicios 24/365, con compromiso de ahorros garantizados. ASOCIADO DE AVEBIOM

www.urianet.com

David Sola, gerente de RIOS RENOVABLES.

RIOS RENOVABLES gestiona desde 2010 alrededor de 100 instalaciones de biomasa a nivel nacional y desde 100 kW a 4 t/h de vapor. Ofrece servicios como mantenimiento preventivo RITE, gestión energética con venta de energía y adquisición del biocombustible. ASOCIADO DE AVEBIOM

www.riosrenovables.com

Eduardo Reparaz, director de Mantenimiento de REMICA

REMICA cuenta con más de 10 años de experiencia en el sector de la biomasa a nivel nacional; gestiona instalaciones de 500 a 1000 kW y su principal área de actuación es la Comunidad de Madrid.

www.remica.es

 

Artículo publicado en Biomasa News nº 9

Asociación Española de la Biomasa