Esta planta, que comenzó a operar en 2013, valoriza cada año 130.000 toneladas de restos agrícolas y forestales para generar energía renovable, evitando la emisión de 24.100 toneladas de CO2.
La planta de Garray fue la primera central de biomasa en ser admitida por Red Eléctrica Española en la Banda de Regulación, y es una instalación crítica para el sistema eléctrico por su gestionabilidad.